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24 de febrero de 1525. El Rey de Francia, prisionero de la Batalla de Pavía

Antonio Manzano   lunes, 24 de febrero de 2014


En 1521, Francia había invadido España por Navarra y la península italiana donde quería eliminar la presencia española, asentada desde mucho atrás. Las tropas imperiales estaban mandadas por Fernando Francisco Dávalos, marqués de Pescara, a quien los infantes españoles adoraban.

Los franceses pusieron cerco a Pavía -al sur de Milán- donde las tropas de Antonio de Leyva estaban defendiéndose bien, pero empezaron a faltar municiones y dinero, lo que hacía peligrar la lealtad de los alemanes. Para pagarles, Leyva aportó su dinero y las tropas españolas aceptaron otro retraso en sus pagas. El ejército imperial de socorro aún no estaba listo por la misma falta de dinero. La miseria y el hambre ya amenazaban a los defensores.

Bandera de Infantería, 1525. Lámina de
Antonio Manzano

Por fin, los imperiales, ya reforzados, se pusieron en marcha desde Lodi pero hacia Milán porque Pescara pretendía que los franceses retiraran parte de las fuerzas del asedio, pero no surtió efecto y los imperiales se dirigieron a Pavía reconquistando por el camino Santo Ángelo.

Los franceses, rectificando su despliegue y reforzando el asedio y la contravalación, querían cerrar el paso del Tesino, rendir Pavía y derrotar a los imperiales. El 7 de febrero los imperiales llegaron a su vista y se fortificaron en una posición desafiante, pronto batida por la artillería enemiga.

Pescara, mediante acciones frecuentes y osadas, convirtió las noches en una pesadilla para los franceses, cuya defensa desconcertaba y así, en la noche del 19 de febrero, el ataque español penetró en el campamento francés sembrando el pánico tras lo que se retiraron sin que los franceses supieran bien qué había sucedido.

Al ataque

Pescara decidió el ataque resolutivo con una idea enormemente atrevida: meterse de madrugada en la boca del lobo, el parque de Mirabello, contiguo a Pavía, romper ahí las líneas francesas y derrotar sucesivamente a las dos partes enemigas, contando con una salida de los de Pavía mandados por Leyva.

Según Piero Pieri, los imperiales contaban con 1.200 caballos ligeros y 800 hombres de armas; en la infantería había 5.000 españoles, 12.000 alemanes y 3.000 italianos; la artillería tenía 17 cañones. Dentro de Pavía había otros 1.000 españoles y 5.000 lanskenetes alemanes.

Los franceses disponían de 2.000 caballos ligeros y 1.200 hombres de armas -mandados éstos por el Rey de Francia-; a pie, 6.000 franceses, 4.000 italianos, 5.000 lanskenetes y 8.000 suizos. Además, 30 cañones y, en otras partes, otros 10.000 de a pie y algo de caballería.

De la batalla destaca el brillante ataque de la vanguardia francesa contra los italianos, que se retiraron perdiéndose mucha artillería, pero aquélla retrocedió con muchas bajas. Tras semejante descalabro, Pescara, con "valor frío, tranquilo e imperturbable" recompuso las filas y ordenó un ataque general. Una de las claves de la victoria fue que, en cierto momento, un destacamento de arcabuceros españoles batió de flanco a los hombres de armas franceses, la orgullosa caballería nobiliaria, a la que deshicieron por completo, incapaces de librarse de la incesante lluvia de balas que recibían. Luego, se produjo la desbandada de los mercenarios, la explosión del polvorín francés y, finalmente, la victoria de los imperiales.

En palabras de Clonard:

"Casi todo el honor de esta jornada perteneció a los arcabuceros españoles. Después de haber conmovido la caballería francesa, marcharon sobre la artillería, mataron uno por uno a todos los artilleros, se inutilizaron todas las piezas y desjarretaron los caballos".

Las bajas causadas por los diablos

Los franceses tuvieron más de 8.000 muertos. De ellos destacaba el Almirante Bonnivet, quien poco antes había escrito al Barón de Lautrec:

"Yo no sé qué diga, sino que ellos son cinco mil españoles que parecen cinco mil hombres de armas, y cinco mil caballos ligeros, y cinco mil infantes, y cinco mil gastadores, y cinco mil diablos que los soporten."

También murieron o quedaron prisioneros casi todos los nobles y caballeros que sobrevivieron.

El Marqués de Pescara acabó con su caballo herido dos veces y él mismo con la coraza atravesada por una bala que le impactó en el tronco. Las bajas imperiales se cifraron en unos 700 muertos.

Una bala de oro y diez de plata

La baja más importante fue la del mismo Rey de Francia. Su caballo, en plena carga, resultó derribado atrapando a su jinete. Se le acercó un infante español, guipuzcoano, Juan Villarta (otros lo nombran como Juan de Urbieta, de Hernani, y añaden a Alonso Pita, gallego, y Diego Dávila, caballero granadino), intuyendo que por el lujo de su armadura, armas y equipos, sería un caballero importante -y que podría obtener un buen rescate por él, práctica habitual en aquellas batallas-, metiéndole la punta de la espada por un intersticio de la armadura le conminó a rendírsele. El rey le contestó orgulloso que era el Rey de Francia y sólo se rendiría al Emperador. Esta situación la salvó un Rey de Armas que reconoció al rey francés y éste aceptó darle su espada y su guantelete en señal de rendición.

Tras el fin de la batalla, y una vez conocida la insólita noticia de tener prisionero al mismísimo Rey de Francia, las tropas, eufóricas por la gran victoria, se agolpaban para contemplarlo y los más osados le arrancaban partes del penacho y las vestiduras para llevarse un recuerdo.

Uno de los relatos, sin duda embellecido a lo largo del tiempo, nos cuenta que se le acercó un soldado español y le dijo, más o menos: "Señor, anoche, preparando la batalla, fundí para mi arcabuz diez balas de plata y una de oro. Las primeras las empleé bien contra caballeros de VM. que no volverán a levantarse. Tenía reservada la de oro para Vos y, de haberos visto en la batalla, os habría acertado. Aquí os la obsequio ahora; os servirá para pagar vuestro rescate, pues pesa una onza y vale ocho ducados".

La espada robada

La espada que Francisco I entregó en señal de rendición pasó a la Armería Real del Emperador Carlos, junto con la borgoñota, la manopla, la tarja (especie de escudo adosado a la armadura), la testera de su caballo, una daga, etc.

Pero siglos adelante, en plena rendición a la voluntad napoleónica, Murat ordenó que se le diera la espada del rey de Francia y así se hizo sin oposición. Ahora sólo nos queda de ella un dibujo bellamente realizado que nos da perfecta idea de cómo era tan importante como legítimo trofeo de guerra.

Pavía en la memoria

Para perpetuar la memoria de aquella gran victoria, el 10 de febrero de 1718 se dio el nombre fijo de Pavía a un regimiento de dragones creado a finales del XVII precisamente en Milán y que, hasta entonces, siguiendo la costumbre de la época, era identificado por el nombre de su coronel.

Y entre los Regimientos de Infantería, en 1877 se dio el nombre de Pavía al número 50 de los de este Arma.

Fotografía de portada: Bandera de Infantería, 1525. Lámina de Antonio Manzano

Índice de Efemérides

Febrero

22 de febrero de 1799. Valeroso combate de los tripulantes del jabeque "África"

20 de febrero de 1882. Creación de la Academia General Militar en Toledo

14 de febrero de 1797. La bravura del granadero de Infantería de Marina Martín Álvarez, asombro del enemigo

10 de febrero de 1943. Batalla de Krasny Bor. ¡Resistir, Resistir! El Miércoles Negro de la División Azul

5 de febrero de 1865. El Cabo de Mar Esteban Fradera, solo contra la multitud antiespañola

4 de febrero de 1860. La gran victoria de la Batalla de Tetuán

Enero

29 de enero de 1762. Reorganización de la Artillería y creación de la Compañía de Caballeros Cadetes

27 de enero de 1897. Muerte en combate del heróico Primer Teniente José González Seisdedos. Laureada póstuma

22 de enero de 1926. El Capitán Franco, pilotando el hidroavión "Plus Ultra", despega hacia Buenos Aires buscando "honra y prestigio para España"

17 de enero de 1600. " Aquí, la más principal hazaña es obedecer..."

13 de enero de 1958. La Legión obtiene en el combate de Edchera (Sáhara) dos Laureadas

7 de enero de 1921. Baltasar Queija de la Vega, la primera baja en combate de La Legión

6 de enero de 1782. Reconquista de Menorca y origen de la Pascua Militar

2 de enero de 1492. Fin de la Reconquista

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Comentarios
Añadir comentario Total comentarios 3
joni
22/07/2012 20:31:16
Legendaria victoria inperial y española 164   167
Felix
27/02/2012 10:17:59
Tengo entendido que la espada que entregó el rey de Francia se conserva en al Armería Real, la que robaron los franceses es una espada de corte muy ornamentada que se capturó junto con los bagages. 244   190
Arcabuz
24/02/2011 19:47:02
¡ Gloria al Ejercito Español !
¡ Gloria a nuestros antepasados , ejemplo para nosotros !
677   600
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