El nuevo reparto internacional del poder ha sido una de las más importantes características del año 2012. Mientras que en los dos últimos siglos, Occidente con Europa y Estados Unidos a la cabeza, ha dominado el mundo, en el inicio del siglo XXI están apareciendo con mucha rapidez potencias emergentes de primer orden, como China, India, Brasil y la resurgida Rusia, que están acaparando poderes e influencia a costa de lo que pierde Occidente.
En el nuevo modelo de gobernanza que están implantando los países emergentes destaca una diferente aplicación del capitalismo y de la economía de mercado. El capitalismo de estado chino, el impulso de la optimización financiera brasileña, el reforzamiento del gobierno estatal ruso o el peso del eje de servicios en tecnología de la información indio son buenos ejemplos de lo que nos deparan los nuevos tiempos.
Los acontecimientos más importantes que se han sucedido durante el año 2012 constituyen indicios palpables de lo que acabo de expresar referente al nuevo paradigma que nos espera en el primer cuarto del siglo XXI. En el campo de la seguridad y defensa se destacan los siguientes eventos que señalan el amanecer de un nuevo mundo al mismo tiempo que dan por finiquitado un viejo modelo de corte occidental.
El cambio climático será un factor importante en el próximo futuro. El área de fusión del hielo producida en la superficie de Groenlandia durante el pasado mes de julio ha superado ampliamente la producida en cualquier momento anterior a lo largo de los últimos 30 años. Sin duda, constituye un hecho relevante de cara a la posible subida del nivel del mar en los próximos años con los problemas de seguridad que puede ocasionar en poblaciones costeras.
El segundo año del proceso de la primavera árabe, aunque ciertamente dando bandazos y atravesando una crisis seria, está dando lugar a una consolidación del cambio de perspectiva del mundo árabe que está afectando y afectará fuertemente al equilibrio de las relaciones de poder desde Marruecos hasta Omán, especialmente al siempre convulso Oriente Medio.
En este entorno se halla el nuevo rol del Egipto del presidente Morsi, perteneciente a los Hermanos Musulmanes, tomando posiciones dispares desde una aproximación a Occidente en su apoyo a los rebeldes sirios hasta su deriva autoritaria que mancilla la incipiente democracia egipcia. El reciente reconocimiento por la Asamblea General de Naciones Unidas del Estado de Palestina sobre las fronteras de 1967 junto con incierto proceso nuclear iraní y el ascenso del protagonismo de Turquía dejan a Israel cada vez más aislado en Oriente Próximo.
En la guerra civil siria, el amplio reconocimiento de la comunidad internacional de la Coalición Nacional de la Oposición y de la Revolución Siria (CNFROS) como legítimo representante del pueblo sirio, anuncia la cercana caída de Assad con el próximo final de dicha guerra civil que originará un importante cambio, aún desconocido, en el equilibrio estratégico de Oriente Medio.
La nueva Rusia de Putin quiere volver a su antiguo estatus como superpotencia ya sea marcando su postura frente a la OTAN, con su oposición al escudo antimisiles o ya sea oponiéndose a una intervención militar en la guerra civil siria, promovida por Occidente, esta vez en compañía de China e Irán.
El relevo de poder en China, a pesar de una imagen más transparente en algunos aspectos económicos, presenta, sin embargo, un endurecimiento de sus posiciones geoestratégicas materializadas, principalmente, en sus demostraciones de fuerza y reclamaciones territoriales en el Mar de China Oriental y en el Mar del Sur de China - nuevo cinturón de quiebra geopolítico -, con independencia de su continuo incremento de gastos de defensa.
La plataforma de los BRICS - Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica - grupo que conforma una entidad geopolítica singular y representa el 40% de la población mundial, el 30% de la superficie del planeta junto con el 55% del crecimiento y el 25% del PIB internacional - que en la declaración final de su IV Cumbre, celebrada en Nueva Delhi, en marzo pasado, pretenden usar sus monedas como referencia de cambio, reformar el FMI y el BM, tratar los asuntos energéticos de otra manera o crear un banco especial y exclusivo.
La transformación del Norte de África y del Sahel como escenarios prioritarios de Al Qaeda, en donde sobresale la creación de un nuevo estado islámico en el territorio de Azawad, dentro del estado de Mali, con la reciente resolución de la ONU avalando una intervención militar internacional para restablecer el status quo está produciendo una tremenda inseguridad no solo en la zona sino en sus probables repercusiones en el Mediterráneo y en la Unión Europea.
En Iberoamérica, mientras el nuevo proceso de negociaciones de paz en Colombia, buscando el final del conflicto y la integración de las FARC dentro de la sociedad colombiana, el renovado triunfo de Chaves en Venezuela dando continuidad a su socialismo del siglo XXI presenta un futuro incierto ya sea por su enfermedad o ya sea por su sucesión.
La XXII Cumbre iberoamericana, celebrada el pasado mes de noviembre en Cádiz, con una especial significación para España al conmemorar los 200 años de la Constitución de 1812, manifiesta que aunque aún esté verde el proceso de integración de la región, la consideración de Latinoamérica como entidad geopolítica única constituye un objetivo inalienable para sus países, en el próximo futuro.
Entraremos en un mundo multipolar, con unas normas de relaciones geopolíticas aún por definir, en el que existirán unos poderes de primer orden como Estados Unidos, China, India, Rusia, Brasil, Japón y la Unión Europea, en su caso, junto a otras potencias de segundo orden como Turquía, Irán. México, Sudáfrica, Corea del Sur, Indonesia y Vietnam que progresivamente irán incrementando su poder.
En conclusión, los acontecimientos e indicadores que han ocurrido a lo largo del año 2012, proporcionan indicios de que las relaciones de poder están cambiando fuertemente y conforman unos primeros cimientos del sistema geopolítico internacional de este primer cuarto del siglo XXI, en el que los países emergentes, en general, tendrán un gran protagonismo.
Jesús Argumosa es General de División. Fue Jefe de la Escuela de
Altos Estudios de la Defensa (EALEDE) del CESEDEN (2005-2009).
Twitter: @jrargumosa