Mijaíl Kaláshnikov, padre del fusil más usado del mundo -el AK-47- falleció el pasado lunes a la edad de 94 años en la región rusa de Udmurtia. Kaláshnikov llevaba ingresado desde el 17 de noviembre por una hemorragia estomacal -aunque próximamente se le practicará una autopsia para esclarecer la causa exacta, ya que las autoridades sanitarias de Udmurtia confirman que sufría diferentes dolencias-.
En 2011, el Ejército ruso anunció que dejaría de comprar fusiles Kaláshnikov por exceso de existencias en sus arsenales. A finales de octubre, Kaláshnikov había escrito una carta al presidente ruso, Vladímir Putin, para denunciar la actual mala gestión de la fábrica.
Nacido el 10 de noviembre de 1919 en la localidad siberiana de Kurya -región de Altái-, Kaláshnikov vivió en 1930 la deportación de su familia a la región de Tomsk por considerárseles "kuláks", término usado para llamar a los campesinos de la URSS que se oponían a la colectivización bolchevique. Tras volver a su tierra en en una escuela de ingenieros mecánicos y conductores de tanques. Allí descubre su vocación de inventor: entre sus ideas se encuentran un contador de disparos del tanque, una bocacha para la pistola TT para disparar desde el interior de la torre de un carro blindado y un dispositivo para controlar el recurso técnico de los motores de tanques.
Durante la Segunda Guerra Mundial, es llamado a filas del Ejército Rojo y, en octubre de 1941, resulta gravemente herido. Durante unas vacaciones, crea su primera pistola ametralladora y una carabina semiautomática, armas que entonces no llegaron a fabricarse en serie por el alto costo de su producción. Fue en 1945 cuando Kaláshnikov participa en un concurso para la elaboración de un fusil que pueda disparar con un cartucho del año 1943, y así es como nace el AK-47 (acrónimo de Avtomat Kaláshnikova, modelo 1947), que en 1947 es oficialmente "recomendado" como arma reglamentaria en el Ejército. Su siguiente invento fue el fusil semiautomático "Saigá", que se labró gran fama en la Unión Soviética.
Curiosamente, la marca Kaláshnikov no fue registrada en la Oficina Internacional de Patentes de Suiza hasta 1998, y el propio Mijail nunca sacó provecho económico de su creación. Es precisamente por no haber patentado el invento que la Federación Rusa cree que un 90 % de los fusiles Kaláshnikov que son producidos en el mundo se fabrican sin autorización o con licencias caducadas.
En octubre de 2004, el presidente ruso, Vladímir Putin, condecoró a Kaláshnikov con la Orden al Mérito Militar. En noviembre de 2011, recibe la orden de Héroe de Rusia de parte del entonces presidente ruso, Dmitri Medvédev.
Kaláshnikov se ha quedado sin cumplir un deseo: celebrar en Berlín el 70 aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi. "Reconozco que sueño (...) con visitar Berlín en 2015 y tocar las murallas del Reichstag, a las que no conseguí llegar en el victorioso 1945 por una herida, cuando era sargento tanquista. Si Dios lo permite, cumpliré ese sueño", dijo.
El fusil Kaláshnikov es arma oficial en los ejércitos de más de 50 países, y aparece en las banderas de estados como Mozambique y Timor Oriental. El AK-47 triunfó por su fiabilidad, bajo coste de producción y facilidad de mantenimiento.