La auditoría de las cuentas de 2012 del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial de la Intervención Delegada de la Administración General del Estado, publicada en el Boletín Oficial del Estado del 27 de septiembre, concluye que existen deficiencias en el control interno de la gestión económica-financiera del Instituto. Por ejemplo, según el informe, el INTA contabilizó el año pasado 20,5 millones de euros como inversiones reales que corresponden a gastos corrientes en bienes y servicios y no apuntó como existencias más de 6,8 millones de euros en materiales, elementos o actividades.
La opinión del INTA
El informe ha causado sorpresa en el Instituto, que, según ha confirmado a ATENEA su director general, el general José Manuel García Sierio, ha presentado una serie de alegaciones en las que muestra su disconformidad con las conclusiones de los auditores. El Instituto espera ahora la respuesta de la Intervención y subraya que la situación no se corresponde con lo que refleja el documento.
La Intervención Delegada comienza su informe advirtiendo de que las cuentas anuales del INTA fueron formuladas por el director general el 3 de junio de 2013, una fecha que hace que se presentasen dos meses y tres días después de la expiración del plazo oficial establecido en el artículo 127 de la Ley General Presupuestaria. El retraso puede justificarse porque García Sierio tomó posesión de su cargo a finales del ejercicio auditado, en noviembre de 2012.
La asignación de 20,5 millones de euros al capítulo de inversiones reales -que representan más del 62% del total- en vez de al de gastos corrientes en bienes y servicios supone, explica el informe, "un incumplimiento del principio de especialidad de los créditos establecido en el artículo 27.2 de la Ley General Presupuestaria". Finalmente, reconoce el informe, esta cantidad se registró correctamente en la cuenta de resultados del ejercicio y no fue activada.
El INTA carece de un sistema para valorar la viabilidad de sus proyectos
Los auditores señalan que el INTA "carece de un inventario correctamente valorado de sus activos intangibles" y subraya que "carece de un procedimiento, sistema o aplicación que permita la trazabilidad económica de los distintos proyectos de investigación, desarrollo e innovación tecnológica, su seguimiento y viabilidad técnica, valoración económica y posible activación contable a fin de ejercicio". Es decir, el Instituto no es capaz, según el informe de la Intervención Delegada, de saber si sus proyectos son o no viables.
El INTA presupuestó 23,8 millones para inversiones de carácter inmaterial para 2012, lo que representa un 72% del capítulo de inversiones. Sin embargo, sólo se activaron contablemente 2,2 millones de euros en aplicaciones informáticas (un 9% de los 23,8 millones iniciales), un hecho pone de manifiesto, según refleja el informe, "una indebida presupuestación o la falta de representatividad de los saldos contables del inmovilizado intangible".
El aspecto en el que más incide el informe es en la minusvaloración de las existencias de las que dispone el Instituto, que valoró en 6,3 millones de euros en el ejercicio 2012. Los auditores estiman en otros 6,8 millones más el valor de las existencias reales que han encontrado, un 108% más de lo contabilizado inicialmente.
Sin embargo, detalla el informe, "el ajuste contable no puede determinarse globalmente de forma cierta, ya que no es posible concretar el importe al que debería haber ascendido el saldo final de las Existencias por carecer el organismo de registros o de un sistema de control interno completo, suficiente y adecuado; por referirse parte de la información obtenida por esta Intervención a valoración estimada, y no real; por apreciarse unidades sin valoración; por datarse la mayoría de las valoraciones a la fecha de remisión de la documentación y no a 31 de diciembre de 2012; y, finalmente, por la falta de contestación a la información requerida al respecto de determinadas Dependencias".
Así, el informe de la Intervención Delegada acusa de nuevo al INTA de no disponer de un sistema de control interno capaz de saber de lo que realmente dispone. Por eso, concluye que "no es posible estimar el importe que los estados financieros del INTA a 31 de diciembre de 2012 han dejado de reflejar, tanto por la valoración de su saldo en Balance como por la variación de las existencias en la Cuenta de Resultados".
Problemas informáticos obligan a completar las cuentas a mano
Los auditores señalan en su informe que "de igual modo que en ejercicios precedentes, no ha sido posible obtener del sistema informático SAP R/3, de manera completa y fiable, las cuentas anuales del organismo", lo que obligó que las partes correspondientes a los asientos de regularización y cierre tuvieran que hacerse manualmente por los servicios contables del Instituto.
A pesar de todo, la Intervención Delegada destaca en su conclusión que las cuentas anuales presentadas del ejercicio 2012 "presentan razonablemente la imagen fiel del patrimonio, de la situación financiera de los resultados de la entidad, y contienen la información necesaria y suficiente para su interpretación y comprensión adecuada, de conformidad con las normas y principios contables y presupuestarios que son de aplicación". No se entiende muy bien esta conclusión, o al menos parece un poco contradictoria, sobre todo después de leer el informe completo, que se puede consultar en el Boletín oficial del Estado del 27 de septiembre.
No es la primera vez que una auditoría concluye que existe poco control en la gestión del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial. El Informe de fiscalización del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial "Esteban Terradas" (INTA) del ejercicio 2006, presentado por el presidente del Tribunal de Cuentas de entonces, Manuel Núñez Pérez , en el Congreso de los Diputados en mayo de 2011, ya advertía de las "debilidades de control interno en la organización y funcionamiento de la Tesorería" del INTA y señalaba "la carencia de un catálogo de conocimientos" y la inexistencia de un "procedimiento o directriz relativos a la información, identificación y control de resultados sobre las actividades de investigación". Siete años después, parece que poco ha cambiado.